Reivindicación de derechos.

Hoy vengo como argentino a hablarles de una terrible deuda e injusticia que tenemos con nosotros mismos.

Una deuda que no se paga con un par de billetes dados en algún semáforo, ni con esconder con falsas estadísticas y grandes discursos sobre lo mal que estábamos y lo bien que nos va a ir.

Esto es ahora, es una deuda diaria con nuestra infancia, que pasa a pocas cuadras de nuestros barrios, de nuestras vidas.

Que gana muchos likes si publicamos una foto de ayudemos a un desnutrido de Etiopía, en Instagram o alguna red social, desde nuestros celulares 4G , mientras nos alarmamos de cómo puede ser que nadie haga nada…allá a lo lejos… Yo por lo menos comparto…

Esta injusticia, este flagelo es la Desnutrición Infantil Argentina, donde no sabemos que existe, o no queremos saber, porque miramos a otro lado, a nuestro carrito de supermercado, a nuestra propia heladera y seguimos con la fantasía de ser el granero del mundo, produciendo millones de alimentos que no llegan a nuestra población más vulnerable.

Nada puede justificar esto. Y es preciso remediarlo. Exigir a nuestros gobernantes y tener la voluntad de exigirnos. Sentir vergüenza, como sociedad, como personas.

Hay fundaciones que intentan dar una mano, Conin, Proyecto plato lleno, y tantas otras, pero nunca alcanza si no nos involucramos. Todos, cada uno.

De esto es de lo que les hablo, de sumarnos, de formar parte, pacíficamente y permanentemente, no como limosna al pobrecito, sino con un compromiso real y duradero.

Estamos a tiempo.